LA LUTERANA Esta era una mujer que infundía pánico y terror a los trasnochadores, quienes se pasaban de claro al pie de la ventana de sus enamoradas cantando al son de la guitarra sus endechas amorosas, con tantos requiebros que, según la leyenda al oírlas,...
More
LA LUTERANA Esta era una mujer que infundía pánico y terror a los trasnochadores, quienes se pasaban de claro al pie de la ventana de sus enamoradas cantando al son de la guitarra sus endechas amorosas, con tantos requiebros que, según la leyenda al oírlas, partían el corazón más duro de las bellas chiquillas, si duro pueden tener quienes fueron creadas para la felicidad del sexo feo. En esos tiempos las calles eran oscuras y tenebrosas, excepto cuando el astro de la noche mostraba su faz cadavérica en la comba azul del cielo. Ni un farol, ni un mechero disipaban siquiera las densas tinieblas. Los ranclistas andaban a saltos y trompicones, yendo más de una vez a dar de bruces, no diremos contra el pavimento, que no se lo conocía, sino contra los abundantes chaparros, y eso cuando no quedaban emparedados en la plazoleta de la Concepción pues tan “pesado” era ese lugar que quien ahí llegaba a altas horas de la noche no tenía punto de salida y permanecía castañeando los dientes, hasta cua
Less