PRÓLOGO Siempre he soñado con un «tratado de historia». Pues encuentro irritante ver en las estanterías de nuestras bibliotecas tantos «tratados» de «sociología», de «economía», de «politologia», de «antropología», pero ninguno de historia, como si el...
More
PRÓLOGO Siempre he soñado con un «tratado de historia». Pues encuentro irritante ver en las estanterías de nuestras bibliotecas tantos «tratados» de «sociología», de «economía», de «politologia», de «antropología», pero ninguno de historia, como si el conocimiento histórico, que es condición de todos los demás, ya que toda sociedad está situada en el tiempo, fuera incapaz de constituirse en ciencia. Al historiador se le pide hoy —y acepto sin reservas esta exigencia— que no ignore, en bien de su oficio, los logros de las otras «ciencias humanas». En cambio, raras veces se pide —a veces incluso se impide— a quienes practican las mencionadas ciencias que se doten de ese mínimo de formación histórica que les ahorraría hacer alusiones a la historia mal fundamentadas (cosa que ocurre con frecuencia) o eliminar totalmente el pasado en su interpretación del mundo (lo cual roza el absurdo). Pienso en mi malogrado amigo Nikos Poulantzas, con quien discutía mucho pero a quien
Less