MI PRIMERA VEZ Era la primera vez en mi vida que besaba a una mujer. Ella estaba sentada en la segunda fila del teatro. Cuando subió al escenario pude oler sus cabellos rubios. Era un poquito más alta que yo y, desde luego, muchísimo mejor actriz, aunque en...
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MI PRIMERA VEZ Era la primera vez en mi vida que besaba a una mujer. Ella estaba sentada en la segunda fila del teatro. Cuando subió al escenario pude oler sus cabellos rubios. Era un poquito más alta que yo y, desde luego, muchísimo mejor actriz, aunque en realidad aquello no tenía nada de extraño. Yo solo era una pequeña empresaria de moda. También era la primera vez que me subía a un escenario y nunca lo habría hecho de no ser por la terapia que inicié en Mayo, cuando mi hijo Alejandro se independizó. El doctor que me trató entonces, un hombre educado y correcto, notó en las primeras sesiones mi enorme dificultad para expresar lo que sentía. Su diagnóstico fue hipe-rigidez conductual. Su propuesta, que alternase la psicoterapia con clases de teatro para principiantes. Le obedecí. La directora me recibió con mucha amabilidad. Me entregó un texto y dijo que debía dejarme llevar, trascender, olvidarme de mi dictador mental, permitirme fluir y abandonarme a la improvisación. Yo, por sup
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