Mark Twain
Las aventuras de Tom Sawyer
CAPÍTULO I
¡Tom!
Silencio.
-¡Tom!
Silencio.
-¡Dónde andará metido ese chico!... ¡Tom!
La anciana se bajó los anteojos y miró, por encima, alrededor del cuarto; después se los subió a la frente
y miró por debajo. Rara...
More
Mark Twain
Las aventuras de Tom Sawyer
CAPÍTULO I
¡Tom!
Silencio.
-¡Tom!
Silencio.
-¡Dónde andará metido ese chico!... ¡Tom!
La anciana se bajó los anteojos y miró, por encima, alrededor del cuarto; después se los subió a la frente
y miró por debajo. Rara vez o nunca miraba a través de los cristales a cosa de tan poca importancia como
un chiquillo: eran aquéllos los lentes de ceremonia, su mayor orgullo, construidos por ornato antes que para
servicio, y no hubiera visto mejor mirando a través de un par de mantas. Se quedó un instante perpleja y
dijo, no con cólera, pero lo bastante alto para que la oyeran los muebles:
-Bueno; pues te aseguro que si te echo mano te voy a...
No terminó la frase, porque antes se agachó dando estocadas con la escoba por debajo de la cama; así es
que necesitaba todo su aliento para puntuar los escobazos con resoplidos. Lo único que consiguió
desenterrar fue el gato.
-¡No se ha visto cosa igual que ese muchacho!
Fue hasta la puerta y se detuvo allí, recorrie
Less