S e p a r a t a d e l a J u v e n t u d - D o m i n g o 9 d e A g o s t o d e 2 0 1 5 - A ñ o 1 5 por Hernan Mena Cifuentes Los verdugos de Hiroshima no han podido, aunque procuran, borrar de su memoria y de la humanidad el recuerdo de Hiroshima, la ciudad...
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S e p a r a t a d e l a J u v e n t u d - D o m i n g o 9 d e A g o s t o d e 2 0 1 5 - A ñ o 1 5 por Hernan Mena Cifuentes Los verdugos de Hiroshima no han podido, aunque procuran, borrar de su memoria y de la humanidad el recuerdo de Hiroshima, la ciudad sobre la que el 6 de agosto de 1945 cayó “Muchachito” (Little Boy) la bomba que en cuestión de segundos segó 1.400 vidas y con los años, su radiación letal siguió matando a miles más, entre ellos a una muchachita, llamada Sadako Sasaki, “La niña de las mil grullas de Papel. ” No lograron borrar el recuerdo los que dieron la orden de lanzarla, ni algunos de los autores materiales del monstruoso crimen, sobre cuyas conciencias cayó el peso de la enorme carga de culpa por el horror que provocaron y que les robó el sueño, como se lo robó a Claude Eatherly, el piloto que escogió el blanco “cero” de la bomba, que por su error cayó sobre un hospital lleno de pacientes. Claude no pudo arrancar nunca de su mente la dantesca visión de esas cri
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