SIGURD Y BRYNHILD
Sigurd cabalgó durante mucho tiempo sin pararse hasta llegar a Hindarfjall, y desde
allí se dirigió hacia el sur, hacia el país de los francos.
En la montaña delante de él vio
un gran resplandor, como si hubiera un incendio cuyas llamas...
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SIGURD Y BRYNHILD
Sigurd cabalgó durante mucho tiempo sin pararse hasta llegar a Hindarfjall, y desde
allí se dirigió hacia el sur, hacia el país de los francos.
En la montaña delante de él vio
un gran resplandor, como si hubiera un incendio cuyas llamas se elevaban hasta el cielo.
Cuando llegó, se erguía ante él una muralla de escudos, y vio que había alguien
tumbado, durmiendo con todas sus armas.
Le quitó el yelmo y vio que se trataba de una
mujer.
Estaba dentro de la coraza, que llevaba pegada al cuerpo como si de una segunda
piel se tratase.
Entonces la cortó desde la gola hasta abajo, y lo mismo hizo con las
mangas, que se rasgaron como si fueran de tela.
Sigurd le dijo que debía haber dormido
mucho tiempo.
Ella le preguntó quién era el que había sido capaz de cortarle la coraza, “y romper mi
sueño; ¿acaso ha llegado Sigurd Sigmundarson con el yelmo de Fáfnir en la cabeza y
la muerte de Fáfnir en la mano?”
Sigurd respondió: “A la estirpe de los volsungos pertenece quien ha
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