Cuento VIII Lo que sucedió a un hombre al que tenían que limpiarle el hígado Otra vez hablaba el Conde Lucanor con Patronio, su consejero, y le dijo: -Ahora estoy necesitado de dinero, aunque Dios me ha hecho venturoso otras muchas veces. Creo que tendré...
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Cuento VIII Lo que sucedió a un hombre al que tenían que limpiarle el hígado Otra vez hablaba el Conde Lucanor con Patronio, su consejero, y le dijo: -Ahora estoy necesitado de dinero, aunque Dios me ha hecho venturoso otras muchas veces. Creo que tendré que vender una de mis tierras, aquella por la que más cariño siento, aunque, si lo hago, me resultará muy doloroso, o bien tendré que hacer otra cosa que me dolerá tanto como la anterior. Tengo que hacerlo para salir del agobio y de la penuria en que estoy, pues, aunque me ven así, y a pesar de que no lo necesitan verdaderamente, vienen a mí muchas gentes a pedirme un dinero que tantos sacrificios me va a costar. Por el buen juicio que Dios ha puesto en vos, os ruego que me digáis lo que debo hacer en este asunto. -Señor Conde Lucanor -dijo Patronio- me parece que os ocurre a vos con esa gente lo que le pasó a un hombre que estaba muy enfermo. Y el conde le rogó que le contara lo acaecido. -Señor Conde Lucanor -dijo Patronio-, había un
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