Viernes, 29 de octubre de 1943
Querida Kitty:
El señor Kleiman se ha tenido que retirar del trabajo nuevamente.
Su estómago no lo deja tranquilo.
Ni él mismo sabe si la hemorragia ha parado.
Nos vino a decir que se sentía mal y que se marchaba
para su...
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Viernes, 29 de octubre de 1943
Querida Kitty:
El señor Kleiman se ha tenido que retirar del trabajo nuevamente.
Su estómago no lo deja tranquilo.
Ni él mismo sabe si la hemorragia ha parado.
Nos vino a decir que se sentía mal y que se marchaba
para su casa.
Es la primera vez que lo vi tan de capa caída.
Aquí ha vuelto a haber ruidosas disputas entre el señor y la señora.
Fue así: se les ha acabado el
dinero.
Quisieron vender un abrigo de invierno y un traje del señor, pero nadie quería comprarlos.
El precio que pedían era demasiado alto.
No puedes ni imaginarte los gritos, los chillidos, los golpes y las palabrotas.
Fue algo espeluznante.
Los de mi familia estábamos aguardando al pie de la escalera conteniendo la respiración, listos para
separar a los contrincantes en caso de necesidad.
Todas esas peleas, llantos y nerviosísimos
provocan tantas tensiones y esfuerzos, que por las noches caigo en la cama llorando, dando gracias
al cielo de que por fin tengo media hora para mí
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