VII
Sentado en unos de los bancos de la línea roja del metro apoyó su cabeza
contra el respaldo y cerró los ojos.
El vagón estaba prácticamente vacío.
Se
empezaría a llenar a eso de las siete o siete y media.
Era una hora inusual para
él.
Al menos para...
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VII
Sentado en unos de los bancos de la línea roja del metro apoyó su cabeza
contra el respaldo y cerró los ojos.
El vagón estaba prácticamente vacío.
Se
empezaría a llenar a eso de las siete o siete y media.
Era una hora inusual para
él.
Al menos para levantarse, pero había decidido irse antes de casa.
En
realidad, no durmió en toda la noche, no pudo.
En el silencio de la oscuridad de
la madrugada preparó lo esencial en su mochila y salió sin hacer ruido.
Todavía
estaba oscuro cuando se fue.
Abrió los ojos y vio que en todo el vagón estaban sólo él y un anciano.
Se
concentró en la otra persona, que justo estaba sentada enfrente.
Era un
hombre muy viejo, o al menos su aspecto eso decía.
Su cara estaba totalmente
arrugada y le faltaban los dientes.
Se había quedado dormido con la boca
abierta y de tanto en tanto emitía algún extraño ronquido que recordaba a un
animal.
El aire salía por su boca, entre los espacios de dientes que ya no
estaban.
La ropa que llevaba era de un
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