Madrid.
Verano de 2006
odos decían que se movía
en la barra vertical como
ninguna.
Esperaban impacientes, hasta que una voz
en off, fría y monocorde, anunciaba
su número:
—¡Y ahora con todos ustedes el
exotismo de Indonesia, la belleza escultural venida...
More
Madrid.
Verano de 2006
odos decían que se movía
en la barra vertical como
ninguna.
Esperaban impacientes, hasta que una voz
en off, fría y monocorde, anunciaba
su número:
—¡Y ahora con todos ustedes el
exotismo de Indonesia, la belleza escultural venida de las islas del amor.
Disfruten con… la Javanesa!
Y salía, como de un sueño, desde
el fondo entelado del pequeño escenario, iluminada por dos cañones
de humo de color azul plomado,
completamente desnuda.
Bellísima.
La actuación duraba exactamente 4
minutos y 11 segundos, el tiempo
que duraba La Javanaise.
Zaida interpretaba en playback la versión
de Madelaine Peyroux con una sincronía perfecta.
Durante los primeros 25 segundos saludaba al público, describiendo un círculo alrededor de la barra, y luego, en un elegantísimo impulso, saltaba al metal
y cantando su canción, serpenteaba,
serpenteaba, serpenteaba.
Esa noche no había ninguna mujer.
Unos pocos hombres se apoyaban sobre el escenario.
Otro grupo
de jóvenes bien vestidos
Less