LA AFABILIDAD Y LA DULZURA Queridos amigos, una vez más el Evangelio nos alerta sobre la necesidad de trabajar sinceramente, de no engañar y no engañarnos, para que en el más pequeño descuido no sorprendamos a los que nos rodean con la imagen real de...
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LA AFABILIDAD Y LA DULZURA Queridos amigos, una vez más el Evangelio nos alerta sobre la necesidad de trabajar sinceramente, de no engañar y no engañarnos, para que en el más pequeño descuido no sorprendamos a los que nos rodean con la imagen real de quienes somos en la realidad, y al mismo tiempo también nos sorprendamos de nosotros mismos al ver el alcance de nuestras acciones, pues muchas veces, nosotros mismos sentimos el fracaso por no haber sabido hasta donde podemos llegar en dado momento. La delicadeza y la afabilidad son hijas predilectas de la mansedumbre. Por la mansedumbre el hombre conquista amistades en la tierra y es bienaventurado en el Cielo.
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