DEJAR UNA SEÑAL Yo creo que nunca en mi vida fui al colegio completamente a propósito. No sé lo que dirían otros adultos a mi alrededor pero no recuerdo haber sido consciente jamás de tener una razón válida en aquella época para levantarme y ponerme el...
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DEJAR UNA SEÑAL Yo creo que nunca en mi vida fui al colegio completamente a propósito. No sé lo que dirían otros adultos a mi alrededor pero no recuerdo haber sido consciente jamás de tener una razón válida en aquella época para levantarme y ponerme el uniforme. No me parecía una insensatez ir, pero jamás tuve la oportunidad de preguntarme por qué lo hacía. Creo que era evidente que no tenía escapatoria porque estaba claro que era eso lo que había que hacer, y esa claridad era tan evidente que jamás me hubiera atrevido a ponerla en duda, y sinceramente yo no tenía entonces el valor suficiente para hacerlo. Lo que sí recuerdo, es que yo era feliz cuando sonaba el timbre y que no había sensación similar a la de los viernes a las 3 de la tarde cuando las puertas del colegio se abrían para darnos paso hacia la vida que nos esperaba en las gloriosas horas del fin de semana, lejos de tizas, batas blancas y anotaciones en rojo escritas en perfecta letra cursiva. Lo que sí recuerdo es que los
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