Setenta mil kilómetros cuadrados de selva amazónica han desaparecido desde que Lula es
presidente de Brasil, una superficie igual a la de todo Panamá.
Cada minuto se talan en el
Amazonas el equivalente a ocho campos de fútbol.
En los últimos treinta años...
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Setenta mil kilómetros cuadrados de selva amazónica han desaparecido desde que Lula es
presidente de Brasil, una superficie igual a la de todo Panamá.
Cada minuto se talan en el
Amazonas el equivalente a ocho campos de fútbol.
En los últimos treinta años se ha
perdido una extensión más grande que Chile.
Las talas ilegales, las extorsiones, las
apropiaciones ilegales y la esclavitud son la realidad de cada día en la región natural más
rica de todo el mundo.
Los bosques de la Amazonía sufren una explotación incontrolada.
Las empresas
ganaderas y madereras atentan contra el pulmón del planeta desde hace decenios sin que
nadie pueda frenarlo.
No es fácil controlar los abusos porque las distancias son enormes.
Sólo en el Estado de Amazonas cabrían 11 países europeos, entre ellos Francia, Alemania
y Reino Unido.
Sus habitantes sufren las consecuencias de la desmedida explotación de la selva.
Tres
millones de personas con salarios inferiores a 100 dólares mensuales, sin educación y s
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