Prólogo para Oncólogos
No me pidan un catálogo de mi experiencia, mi currículum podría ser el mas vacío del mundo .
Pongámosle preceptor.
Se que los grandes sabios del siglo XVIII trabajaban como preceptores y
sufrían por ello, mala paga y mucho...
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Prólogo para Oncólogos
No me pidan un catálogo de mi experiencia, mi currículum podría ser el mas vacío del mundo .
Pongámosle preceptor.
Se que los grandes sabios del siglo XVIII trabajaban como preceptores y
sufrían por ello, mala paga y mucho trabajo.
Tanto como Kant y Heine tuvieron que hacer de
educadores de los infantes burgueses y hasta administrar la casa.
Escribí este opúsculo sin ninguna esperanza, como ejecuto todo en mi vida.
Tome en cuenta eso si,
que los grandes filósofos de la antigüedad no diferenciaban filosofía de poesía.
Como Heráclito y
Parménides, esos que Nietzsche llamaba filósofos de la intemperie intelectual.
No tenían ningún
gigante sobre sus hombros y aún así doblegaron a la naturaleza.
Al contrario, yo tengo demasiados
gigantes sobre mis anudados hombros, y quiero que se mantengan ahí cubriendo lo mas posible mi
fisonomía.
Mi lucha poética se refleja en la frase de Theodor Adorno.
“Tras Auschwitz, no se puede hacer
poesía”.
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