En 1848, cuando el Oratorio de San
Francisco de Sales todavía luchaba
por consolidarse, Italia vivía tiempos
de revolución.
El Papa Pío IX, amenazado por la revuelta popular y el
poder político que quería despojar al
pontífice del poder temporal que...
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En 1848, cuando el Oratorio de San
Francisco de Sales todavía luchaba
por consolidarse, Italia vivía tiempos
de revolución.
El Papa Pío IX, amenazado por la revuelta popular y el
poder político que quería despojar al
pontífice del poder temporal que ostentaba, se exilió de Roma para poder garantizar su seguridad.
Al margen de las causas políticas
que provocaron tal situación, el acontecimiento del exilio papal creó en
Don Bosco y sus muchachos un hondo pesar.
Como para muchos católicos de su tiempo, la preocupación
por la situación de amenaza que vivía la Iglesia provocó una corriente
de solidaridad y simpatía hacia el
pontífice que se concretó en numerosos signos de apoyo incondicional
al “Vicario de Cristo”.
Las necesidades económicas de la
Iglesia crearon tal inquietud en el
mundo católico que por todas partes
se tomaron iniciativas solidarias con
el fin de paliar la penosa situación
de Pío IX.
Corría el año 1849 cuando en el
Oratorio de Valdocco Don Bosco propuso a sus muchach
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