S un tema sobre el que prometí escribir. No era fácil hacerlo. Otros asuntos han ocupado mi tiempo. Ahora cumplo la promesa.
¿Fue objetivo y justo mi análisis sobre Marulanda y el Partido Comunista de Colombia en las Reflexiones publicadas el pasado 5 de...
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S un tema sobre el que prometí escribir. No era fácil hacerlo. Otros asuntos han ocupado mi tiempo. Ahora cumplo la promesa.
¿Fue objetivo y justo mi análisis sobre Marulanda y el Partido Comunista de Colombia en las Reflexiones publicadas el pasado 5 de julio de 2008? Nadie puede asegurar nunca que sus puntos de vista carecen de subjetivismo; siempre se puede correr el riesgo de parecer injusto. Quien afirma algo, debe estar dispuesto
a demostrar lo que dice y por qué lo dice. Mi desacuerdo con la concepción de Marulanda se fundamenta en la experiencia vivida, no como teórico sino como político que enfrentó
y debió resolver problemas muy parecidos como ciudadano y como guerrillero, solo que los suyos fueron más complejos y difíciles.
Sería incorrecta la idea de que en Colombia y en Cuba se partía de las mismas circunstancias. En común compartíamos la ausencia inicial de una ideología revolucionaria —ya que nadie nace con ella— y de un programa para llevar a la realidad más tarde la
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