LA BATALLA DE TERESA CONTRA EL ÉBOLA Conviene comenzar las historias por el principio. Cuando más alta era la carga del virus en el cuerpo del misionero, Teresa estaba allí. Recogiendo, limpiando, bregando con el cadáver. En toda guerra hay destinos y...
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LA BATALLA DE TERESA CONTRA EL ÉBOLA Conviene comenzar las historias por el principio. Cuando más alta era la carga del virus en el cuerpo del misionero, Teresa estaba allí. Recogiendo, limpiando, bregando con el cadáver. En toda guerra hay destinos y destinos. El de Teresa, asumido voluntariamente, era el peor de todos. Como los zapadores que se arrojan contra las alambradas para abrir camino antes del asalto. Como la primera oleada de desembarco, que pone pie en la playa cuando el peligro es máximo y menores las posibilidades de salir con bien. Como los paracaidistas que se tiran de noche tras las líneas enemigas. Un destino sólo apto para los valientes, para gente que sabe darse. Para una porción muy pequeña de la gente, cuando se trata además de darse voluntario. Teresa apostó, se apostó, y salió dañada. Sobre el percance circulan las más diversas teorías, ninguna aún concluyente. Hubo quien quiso cargarle el muerto a la propia damnificada; es un expediente ventajoso, cuando la señ
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