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El pincel viene a completar
la trilogía iniciada hace dos
años sobre los materiales
indispensables para el acuarelista:
colores, papel y para concluir un surtido
de pinceles con la forma, dimensiones,
pelo y calidad con los que el acuarelista
se sienta...
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El pincel viene a completar
la trilogía iniciada hace dos
años sobre los materiales
indispensables para el acuarelista:
colores, papel y para concluir un surtido
de pinceles con la forma, dimensiones,
pelo y calidad con los que el acuarelista
se sienta identiicado y cómodo.
La primeras formas de extender una
pigmento sobre una supericie fue con
toda seguridad con la mano y los dedos,
apareciendo después el estampado,
el soplado y una suerte de pinceles
rudimentarios que consistían en pequeñas
varitas vegetales machacadas por un
extremo hasta conseguir una especie de
deshilachado que haría las veces del pelo
o ibra que hoy los sustituye.
Aligualquelaelaboracióndelassupericies
para pintar y la molienda de los colores y su
temple exacto, el pintor también debía de
poseer los conocimientos fundamentales
para la elaboración de los pinceles, como
bien nos explica el artista del “quatrocento”
italiano, Cennino Cennini en su “tratado
de la pintura”.
El pincel es un instrumento fundamental
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