Grimorio manchego
Antonio Lázaro Molinos no podía llegar ni a imaginarse que descubriría
un documento medieval que cambiaría por completo la visión que hasta la
fecha habíamos tenido de Rodrigo Díaz, el Cid.
Sin embargo, el desdichado
jamás pudo...
More
Grimorio manchego
Antonio Lázaro Molinos no podía llegar ni a imaginarse que descubriría
un documento medieval que cambiaría por completo la visión que hasta la
fecha habíamos tenido de Rodrigo Díaz, el Cid.
Sin embargo, el desdichado
jamás pudo comunicárselo a nadie y el descubrimiento quedó enterrado por los
siglos de los siglos.
Lázaro inició sus estudios sobre este gran héroe en 2002, cuando no era
más que un simple estudiante de tercero de filología con demasiados pájaros
en la cabeza.
No obstante, su pasión por El cantar fue creciendo y creciendo,
hasta el punto que decidió dedicarle todos sus esfuerzos.
Más de una década
después, su interés por el guerrero español, mitad histórico mitad leyenda,
refulgía incandescente como el primer día.
Dedicaba todos sus ahorros a
comprar ediciones y ediciones del libro, visitaba semanalmente centenares de
librerías de todo el mundo por Internet, viajaba con asiduidad a monasterios y
bibliotecas, públicas y privadas, en busca del document
Less