La foto
No sé por qué, pero antes de estacionar, tuve una sensación extraña. Sentía que algo
cercano a mí, latía. Toc, toc, toc, los ruiditos eran fuertes pero pausados. De dónde
provenían. Un fiat 600 pasaba casi imperceptible y me rozaba el paragolpes. No...
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La foto
No sé por qué, pero antes de estacionar, tuve una sensación extraña. Sentía que algo
cercano a mí, latía. Toc, toc, toc, los ruiditos eran fuertes pero pausados. De dónde
provenían. Un fiat 600 pasaba casi imperceptible y me rozaba el paragolpes. No le di
importancia. Toc, toc, toc… de dónde venían. Revisé la guantera, hacia los costados,
debajo del asiento del acompañante y nada. Toc, toc, toc. Lo podía percibir próximo, y
cada vez que pensaba en ello más cerca lo sentía. Estacioné. ¿Viene del portafolio? No
puede ser, recuerdo cada objeto guardado. Cómo es posible, lo sigo sintiendo, viene de ahí,
del maletín. Lo revisé. El sonido se volvía más fuerte, aunque más musical. Saqué dos
planillas, dos folios, una revista y unas carpetas, entre las que se dejaba ver una foto, el toc,
toc, toc, se detenía tranquilo hasta silenciarse sin perder su musicalidad, la foto brillaba
dulcemente, la observé por unos minutos. Sus ojos eran tan transparentes y encendidos, tan
bellamente redond
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