Había una vez un gato muy curioso que salía muchos días de la casa de su dueña a pasear por los campos
de alrededor. Siempre volvía a casa antes de anochecer pero un día, su dueña le echó en falta ya que
había anochecido ya y su gato aún no había vuelto. Lo...
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Había una vez un gato muy curioso que salía muchos días de la casa de su dueña a pasear por los campos
de alrededor. Siempre volvía a casa antes de anochecer pero un día, su dueña le echó en falta ya que
había anochecido ya y su gato aún no había vuelto. Lo llamaba, lo llamaba pero no aparecía. La dueña
estaba muy preocupada y triste y no sabía a quién acudir.
El gatito se había subido al tejado de una casa porque le había perseguido un gran lobo.
Desde allí no podía bajar y no paraba de maullar.
Al amanecer pasó un grupo de grullas y una de ellas, la más rezagada, oyó los maullidos y se acercó al
tejado. La grulla agarró al gato y lo bajó al suelo y le acompañó a su casa.
La dueña se alegró mucho de volver a ver a su gato y en ese momento una pluma cayó sobre ella y
entonces se dio cuenta de quien lo había salvado. Desde entonces el gatito lleva siempre en su collar una
grulla dibujada para que le proteja y le salve de los peligros.
SILVIA LACASIA
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