Primer ciclo
Los finales felices no existen
Ella miró por la ventana. Se sentía furiosa. Triste. Deprimida. Y loca de
amor. Tras cerrar la puerta de su habitación, se tumbó bocabajo en la cama. No
pudo evitar pensar por millonésima vez en el enorme parecido...
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Primer ciclo
Los finales felices no existen
Ella miró por la ventana. Se sentía furiosa. Triste. Deprimida. Y loca de
amor. Tras cerrar la puerta de su habitación, se tumbó bocabajo en la cama. No
pudo evitar pensar por millonésima vez en el enorme parecido que su situación
tenía con aquellas historias de amor medievales tan conocidas: un amor prohibido
entre un plebeyo sin estatus alguno y una bella dama perteneciente a la nobleza.
Sólo que su historia estaba transcurriendo en pleno siglo XXI. Además, ella no era
noble sino hija de millonarios (que al fin y al cabo era casi lo mismo) y él un joven
nacido en una familia sin recursos. Y, como en aquellas viejas historias, tampoco
para la suya se veía un final feliz en el horizonte.
Él, mientras tanto, en un banco del parque, esperaba. No tenía ni idea de por
qué su amada sin nombre no acudía a la cita. Sin nombre, sí, pues cuando se
conocieron, se prometieron no revelar sus nombres hasta tener la certeza de que su
relación era segura. R
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