Lee el siguiente texto:
La lección del Carmel
Lo del Carmel, en Barcelona, impone – como mínimo – una reflexión.
Hemos estado más
atentos al diseño que a la calidad; nos hemos preocupado más del escaparate que de su
contenido.
Se nos ha ido la mano en el...
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Lee el siguiente texto:
La lección del Carmel
Lo del Carmel, en Barcelona, impone – como mínimo – una reflexión.
Hemos estado más
atentos al diseño que a la calidad; nos hemos preocupado más del escaparate que de su
contenido.
Se nos ha ido la mano en el deseo de maravillar al mundo, porque, con todo ello,
nos hemos olvidado de las personas y de sus problemas.
Ahora no es el momento de absurdas polémicas, ni de intentar cargar la responsabilidad a
quien sea con tal de no aceptar la propia.
Los perjudicados, los que están sin casa, sin
comercio, no se merecen esto.
Ahora ellos deberán ser los que reciban toda la atención; deben
ser el objetivo prioritario de la acción pública.
Sin demagogias ni carreras oportunistas; con
seriedad, pero con cariño.
Lo que ha pasado – y está pasando – ha sido muy grave.
Pero más allá del drama queda la reflexión.
Lo que ha pasado tiene que dejar huella; un antes y
un después.
Porque, antes, era imposible la menor crítica a la grandeur barcelones
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