Queridos amigos:
A lo tonto a lo tonto, hemos llegado al número 100. Nunca pensé alcanzar tal
meta y no por falta de anécdotas que comentar, sino porque muchas veces los artículos
me parecían monótonos y tenía la impresión que podría aburrir con ellos a...
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Queridos amigos:
A lo tonto a lo tonto, hemos llegado al número 100. Nunca pensé alcanzar tal
meta y no por falta de anécdotas que comentar, sino porque muchas veces los artículos
me parecían monótonos y tenía la impresión que podría aburrir con ellos a vosotros,
los sufridos lectores.
Es muy difícil explicar en unas pocas líneas la situación del país, pero al menos
es una forma de manifestaros mi agradecimiento, ya que con vuestro apoyo, hacéis
posible que la misión de S. José siga su marcha y mantenga en pie toda la
infraestructura que se ha montado con vuestra colaboración para el desarrollo y
progreso de este pueblo.
En general, se trata siempre de hechos reales que tienen algo que ver con mi
persona, como el relato de hoy, en el que Carine, la hija de mi primer “hijo”, o acogido
en la parroquia, (luego vendrían muchos más) se hizo mayor sin darme cuenta y se
presentó en casa cuando ya había finalizado sus preparativos para la boda.
La boda de Carine:
Me encontraba tranquilamente e
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